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De remate: advierten impacto en Argentina por sobrestock de productos en el mundo por cerrojo importador de EE.UU.

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De remate: advierten impacto en Argentina por sobrestock de productos en el mundo por cerrojo importador de EE.UU.

De remate: advierten impacto en Argentina por sobrestock de productos en el mundo por cerrojo importador de EE.UU.
febrero 06
12:00 2017

Vehículos, autopartes, heladeras, ropa, calzado, televisores, electrónica. El listado de bienes hechos en México o China y que están bajo la mira de Trump son muchos. Industriales temen que se desate una guerra comercial y que una «oleada» de contenedores a precios de ganga llegue a estas costas.

Una certeza se está instalando entre los empresarios argentinos: el «efecto Trump» sobre el país excederá por lejos al episodio del cierre en la importación de limones.

Más bien, esa será apenas una nota anecdótica en un escenario de cambio de paradigma mundial liderado por un magnate.

Y mientras todo el mundo trata de interpretar qué tan lejos está dispuesto a llegar el mandatario estadounidense, ya hay algunos temas que empiezan a quedar en claro.

Por ejemplo, que en una guerra comercial cuyos blancos principales son México y China, puede haber «víctimas colaterales» entre los industriales argentinos.

¿El motivo? Un posible desvío brusco de comercio, en el cual estos dos grandes exportadores industriales comiencen a buscar mercados alternativos donde colocar lo que Trump ya no deja pasar. Y que lo hagan a precio de remate.

El presidente acusa a México por haber causado la destrucción de millones de puestos de trabajo desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio (junto con Canadá) allá en el año 1994. Sus bajos costos laborales y la supuesta manipulación de su moneda para ganar competitividad cambiaria, son las razones que esgrime.

La nación comandada por Enrique Peña Nieto también está recibiendo la embestida de Trump por la inmigración. El anuncio de la construcción del muro responde a una “guerra por el trabajo” y lo que postula el magnate es que este flujo a través de la frontera colaboró con el desempleo de ciudadanos estadounidenses.

Antes de que ambos mandatarios sellen el pacto de silencio, la Casa Blanca anticipó la forma en que financiarán la construcción de la muralla en el límite con México: imponiendo un arancel a los productos importados de ese origen, lo que le permitiría recaudar unos u$s10.000 millones para cubrir los costos de la megaobra.

Informalmente se anticipó que la tasa sería de un 20%, lo que significa que Estados Unidos está decidido a ponerle fin al NAFTA, al menos con uno de sus socios.

Otro de los enemigos de Trump es China. El gigante asiático siempre estuvo bajo la mira del magnate cuando éste era candidato.

Así como en su momento tildó de “ladrones” y “violadores” a los inmigrantes mexicanos, el actual presidente tampoco fue complaciente con el gigante asiático. «En el ámbito comercial, los chinos son unos tramposos«, llegó a decir.

«Ellos usan a nuestra nación como alcancía para reconstruir su país. Tenemos que impedir que nos roben nuestros trabajos», afirmó en un debate presidencial. 

En momentos que era candidato y agitaba un iPhone para advertirle a Apple que si ganaba las elecciones los teléfonos se iban a empezar a ensamblar en territorio estadounidense, Trump lanzó una promesa que hoy -al ver que efectivamente está cumpliendo con otras-, hacen temer una guerra comercial de grandes proporciones: imponer aranceles de hasta el 45% a los productos chinos.

“Estados Unidos le está mostrando los dientes a esa dos naciones en particular y, específicamente, a empresas que producen bienes de consumo, desde aires acondicionados hasta autos. No ha dicho nada sobre limitarle el ingreso a la Unión Europea, Japón u otras potencias”, señala el consultor Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr.

Sin embargo, por el tamaño del comercio bilateral de EE.UU. con estos dos países “está claro que un cierre de la economía y una guerra proteccionista traería graves consecuencias a nivel global”, advierte.

Para ponerlo en contexto, las dos naciones que hoy son vistas como una amenaza por Trump cada año le exportan por la friolera de u$s700.000 millones. 

Si se analiza en perspectiva, lo que China y México le venden en doce meses a EE.UU., equivale a lo que la Argentina importó de todo el mundo en los últimos trece años. 

Por eso, cualquier mínima restricción comercial que se imponga desde Washington, según los expertos, terminará generando sobrestocks de bienes que pujarán por entrar a terceros mercados. 

Y la región, advierten, será destino potenciale de la mercadería que no pueda colocarse en EE.UU. y quede a la deriva. El riesgo es que se está hablando de miles de millones de dólares en bienes de consumo. 

El temido impacto indirecto 

Si bien el fin de la era demócrata freezó o amenaza con hacernaufragar numerosos acuerdos que el gobierno de Mauricio Macri había firmado con su par Barack Obama, el principal riesgocomercial que enfrenta la industria nacional sería por la vía indirecta. 

Es cierto que Trump suspendió por 60 días el ingreso de limonesargentinos para revisar el acuerdo. Y que también peligra la habilitación del cupo de carne que se había acordado en 2016. De confirmarse, esto significará millonarias pérdidas para las economías regionales.

Sin embargo, expertos insisten con que la participación de Estados Unidos en el total exportado por la Argentina ha venido cayendo en los últimos años, especialmente tras la tensión generada durante la administración de Cristina Krichner.

Según datos oficiales, en 2016 las ventas a ese mercado totalizaron u$s4.900 millones, lo que equivalió a un 8% del total de envíos al mundo, que sumaron u$s57.000 millones.

Por eso, el temor, más que por el impacto directo que pudiera acarrear una relación más tensa con Trump, los expertos e industriales advierten por los «efectos colaterales», en caso de prosperar una batalla comercial liderada por la Casa Blanca. 

“Si comenzara una guerra proteccionista y se genere una sobreoferta, el mundo estaría en problemas. Porque a nivel global se exporta el 30% de todo lo que se produce. El grado de transnacionalización actual es el mayor de la historia. No se estaría afectando entonces sólo el comercio. Se estaría afectando a la producción”, advierte Elizondo.

Miguel Ponce, ex subsecretario de Industria, también es de los expertos que vienen alertando que si el republicano activa un “cerrojoaduanero se gatillará un peligroso sobrestock a escala mundial que meterá presión en el mercado argentino.

Una versión del “Vivir con lo nuestro”

El lema que llevó a Trump al poder, “Make America Great Again”, tiene como sustento el objetivo de que en ese país se prioricen los productos fabricados localmente y por manos de ciudadanos estadounidenses.

Algunos economistas ven un paralelismo claro con la filosofía del “vivir con lo nuestro” con la que comulgaba el kirchnerismo, que utilizó esa misma bandera para cerrar paulatinamente las fronteras.

En diálogo con iProfesional, Ariel Schale, ex subsecretario de Comercio Internacional de la Cancillería y actual director ejecutivo de Fundación ProTejer, afirma que “estamos asistiendo a una batalla por los mercados que no es ni más ni menos que una guerra por el trabajo”.

“Trump está exigiéndole a la globalización que le devuelva los millones de empleos perdidos. Busca revertir el proceso que llevó a la deslocalización de industrias hacia países como México y China”.

“La puja por los mercados va a ser feroz. Vamos hacia un mercadointernacional despiadado. Todo el entramado de empresas nacionales estará realmente complicado si el Gobierno no toma nota del escenario que está por avecinarse”, agrega Schale.

El economista Pablo Rojo también insiste con la teoría del cambio de paradigma: “Lo que se está poniendo en tela de juicio es la especialización que lograron China y México como exportadores de productos con alto contenido de mano de obra y bajas remuneraciones”.

«Esto va a generar tensiones en el resto del mundo y también en la Argentina”, alerta Rojo.

Lo que más preocupa a los analistas e industriales es que esta amenaza global se da en momentos en que el Gobierno advirtió que podría recurrir a abrir más las importaciones si no bajaban los precios.

Desde el arco político una de las voces más críticas es la del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien afirma que «nos metieron en la cabeza que la globalización era abrirnos y abrirnos, y ahora el mundo nos corrió el arco y vive un proceso de cierre«.

México y el riesgo de un “efecto tequila”

Son muchos los economistas los que abonan la teoría del “contagio” por la vía comercial. Y México reúne todas las variables que pueden convertirlo de socio estratégico de la Argentina a ser responsable de una fuerte tensión. 

La dependencia de la economía mexicana hacia los Estados Unidos es de tal magnitud que cualquier mínima señal que se envíe desde la Casa Blanca en contra de las empresas radicadas en ese país podría generar un efecto dominó con fuertes consecuencias.

«Trump cree que Estados Unidos es lo primero, y que el resto se vaya por un tubo. La Argentina debe estar preocupada«, afirma el ex presidente de la nación azteca, Vicente Fox.

Las exportaciones de México hacia los EE.UU. suman más de u$s300.00 millones anuales. El dato clave es que el 80% de sus ventas al mundo están atadas a ese destino.

Por su altísima dependencia, la nación comandada por Peña Nieto es señalada como la principalvíctima” de un ataque comercial por parte de Trump y la que más problemas de sobrestock tendría.

Sin dudas, el rubro automotor es fundamental: entre vehículos y autopartes la industria mexicana provee al mercado estadounidense por más de u$s46.000 millones anuales. 


En 1994, el año en que entró en vigencia el NAFTA, México produjo 1 millón de unidades y la mitad se destinó al país vecino. El año pasado, ese mismo complejo fabricó más de 3,7 millones de autos y la proporción pasó a ser del 80%. 

El problema es que Trump está haciendo de la industria automotriz su principal bandera pro empleo. Por eso presionó a todas las grandes terminales. A algunas ya les ganó la pulseada.

Ford anunció la cancelación de una inversión de u$s1.600 millones en San Luis Potosí y un nuevo plan de negocios para los EE.UU. En tanto que Fiat-Chrsyler y Toyota también pactaron desembolsos que el magnate festejó. General Motors, otro gigante de Detroit, no para de recibir presiones.

Un dato clave es que las nueve plantas que se anunciaron en México entre 2012 y 2016 tienen como objetivo fabricar autos compactos para abastecer casi exclusivamente al mercado estadounidense.

El share actual de los vehículos aztecas en el país vecino es del 12% y las terminales apuntaban a duplicar la participación en apenas cinco años. Pero ahora hay un alto riesgo de exceso de capacidad.

La Argentina está parcialmente “protegida” hasta 2019 frente a México por el Acuerdo de Complementación Económica número 55, que fija que ambos mercados pueden comerciar vehículos libres de aranceles por hasta u$s600 millones anuales. Por encima de ese cupo, cada unidad paga un impuesto del 35%. 

El riesgo es que un sobrestock en esa nación provoque un bajón de precios que haga extremadamente competitivos a sus autos, de modo que la barrera arancelaria no sería un problema.

De hecho, algo similar ocurre actualmente con Brasil, que tiene exceso de oferta y envío a la Argentina autos con valores bonificados.

“Es una posibilidad que México intente exportar unidades a preciosmás bajos frente a una crisis con EE.UU.”, advierte el economista Gonzalo Kriger, de Abeceb.

Ese país también puede ser una amenaza para la industria nacional de línea blanca.

De hecho, Trump tiene en la mira las importaciones de aires acondicionados. Por el momento, logró que la empresa Carrier cancele una inversión en la nación vecina.

México exporta el 96% de estos equipos a los EE.UU. por un valor de u$s2.700 millones anuales. En el caso de las heladeras, el share es del 87% y la “factura” supera los u$s4.000 millones. 

“Estamos en alerta. El año pasado las importaciones se triplicaron. Hoy estamos trabajando a menos del 60% de capacidad. Cualquier desvío de comercio realmente nos puede ahogar, más cuando venimos de una caída en las ventas del 25%”, afirma un directivo de la cámara de línea blanca.

Alerta por el «dragón chino» 

Actualmente, China es otro de los países que está bajo la mira de Washington.

Es que el gigante asiático es el responsable de generar casi la mitad del déficit comercial que la economía estadounidense tiene en su intercambio con el mundo.

Trump parece estar empeñado en sostener una guerra comercial. Después de todo, China es más dependiente de las exportaciones a EE.UU. que viceversa, lo que otorga al mandatario una ventaja. Pero un conflicto de este tipo no es un juego de suma cero”, advierte el economista Joseph Stiglitz.

Como un reflejo de lo que piensa Pekin, el diario estatal chino People`s Daily ya advirtió en un editorial que “si se desarrolla una guerra comercial, ambos países sufrirán un impacto negativo”.

Las exportaciones del gigante asiático a ese país suman u$s410.000 millones anuales, el 18% de todo lo que vende al mundo.

Los mayores riesgos para la industria nacional están en el rubro de electrónica, de la mano de envíos por casi u$s80.000 millones, considerando desde computadoras hasta teléfonos, unas 22 veces el tamaño de todo el mercado argentino.

El otro foco de peligro lo enfrenta la industria del calzado (exportaciones a EE.UU. por u$s13.400 millones) y la textil.

Para tener una referencia, si se suman los embarques desde el gigante asiático de trajes, sacos, suéters y remeras, sábanas y manteles, los envíos superan los u$s20.000 millones anuales.

“Las diferencias son abismales. Un solo día de stock en China equivale a un año de producción de indumentaria en la Argentina. El potencial de daño es altísimo”, advierte Schale.

El ritmo de los cambios sin dudas es vertiginoso: hasta hace unos meses, EE.UU. prometía ser el gran aliado político y comercial del Gobierno de Macri. Ahora, bajo el slogan «Make America Great Again», es sinónimo de amenaza.
Fuente: iProfesional

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