En los últimos 15 meses, cerraron 50 talleres metalúrgicos en La Matanza
Son datos relevados por la UOM, que especificó que, en consecuencia, 371 personas quedaron desempleadas. La producción cayó 30 por ciento en el Distrito.
El sector metalúrgico es uno de los pilares de la actividad industrial en La Matanza y, por eso, funciona como termómetro de la situación productiva del Distrito. Si, hoy, se evalúa la postal que devuelve a nivel local, se evidencia que la recuperación no parece cercana.
Consultado por El1 Digital, el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) matancera, Hugo Melo, aseguró que, desde 2016, “la producción cayó entre 30 y 35 por ciento con respecto a 2015” y que “cerraron 50 talleres” por la caída de la demanda interna y la apertura de las importaciones.
Panorama y perspectivas
“La realidad habla de que la situación no es buena: tenemos fábricas que producían 8.000 toneladas por mes y, ahora, producen 6.000. Eso demuestra que el poder de compra no se ha recuperado y que las importaciones han golpeado fuertemente a sectores que van desde la línea blanca hasta los que se dedican a producir hierro para la construcción”, evaluó el referente sindical, para quien el sector que representa es de los más golpeados, “junto a los rubros textil y de calzado”.
De hecho, desde principios de año, diversos conflictos del sector derivaron en pérdidas de puestos de trabajo: en los primeros días de enero, 22 empleados de las empresas Ematec y Kratchovill –ambas de los mismos propietarios y ubicadas en Lomas del Mirador- quedaron en la calle tras el cierre sorpresivo de las empresas que se dedicaban a la producción de equipos de gas para la empresa Galileo. Los trabajadores no accedieron ni siquiera a la indemnización correspondiente ni a los cuatro meses adeudados desde el año pasado y están en medio de una disputa judicial.
A este escenario, el 23 de febrero, se sumó la empresa Laminación Gorriti, de La Tablada, que, tras varias décadas produciendo laminados de cobre, se presentó en quiebra y dejó a 20 desocupados que todavía no cobraron lo que les corresponde y, al cierre de esta edición, cumplían un mes tomando la fábrica.
“Perdimos contacto con el dueño y tomamos la planta para que no la vacíen y asegurarnos de cobrar algo en algún momento“, aseguró David Barrios, delegado de los trabajadores.
Las historias de este estilo se repiten en varios rincones del Distrito. De acuerdo a Melo, desde enero de 2016, ya cerraron 50 talleres, lo que dejó a 371 desocupados, a los que se suman otros 300 despidos “por goteo” en distintas fábricas, además de 700 suspensiones.
En otros casos que, aun, no terminan con el cierre definitivo, el panorama tampoco es alentador: por ejemplo, la autopartista Sabó, de Lomas del Mirador, mantiene un recorte en la producción desde hace 16 meses, por lo que sus cien empleados trabajan 15 días al mes y cobran el 75 por ciento de sus salarios. “Parece que la actividad en esa planta no se va a poder reactivar y corremos el riesgo de los despidos”, advirtió Melo.
“Estamos hablando solo del trabajo registrado, porque, además, tenemos movimientos similares en el sector informal. Y la tendencia va en ascenso. Si las políticas económicas no cambian, la situación se va a agravar”, resumió el referente sindical.
Fuente: El1 digital