El verano acrecienta la crisis del sector gastronómico
La cámara que agrupa a los comercios del rubro asegura que en Navidad y Año Nuevo hubo 35% menos trabajo que en 2015 y cerraron unos 600 locales.
La actividad gastronómica en la Ciudad de Buenos Aires venía de un año con fuerte caída en las ventas, aumento de las materias primas a la par de la inflación y cierre de locales.
La cámara que agrupa a los comercios del rubro asegura que la Navidad y el Año Nuevo terminaron de hundir al sector: hubo un 35% menos trabajo que en 2015.
En 2016 cerraron 600 locales y muchos no salen del negocio porque no pueden pagar las indemnizaciones del personal, que suele acumular en el rubro varios años de actividad.
Verónica Sánchez, presidente de la cámara que nuclea a los dueños de los comercios, sostiene que ya ni siquiera saben cómo pagar los sueldos.
«Teníamos expectativas de que en el segundo semestre del 2016 hubiera un repunte de la actividad. La gastronomía es un hecho social y cultural. Cuando la economía repunta, la gente sale, comparte, visita nuestros negocios. No se trata de comer si no de pasar un buen momento, y así contribuir con la calidad de vida de la gente. Nada de esto pasó», afirmó la representante de los comercios.
«En los meses de verano la ciudad esta vacía, recibe menos turistas que otros años y nosotros tenemos que afrontar un nuevo tramo del incremento salarial pactado en el mes de junio del año pasado, del 14 % , y no sabemos cómo vamos a hacer para pagarlo», dijo preocupada.
Una de las cuestiones que suelen señalarse es que comer en Buenos Aires resulta muy caro, incluso por encima de capitales con una moneda más apreciada respecto del dólar, y que eso aleja a la clase media del consumo.
Pero para Sánchez, el tema es más complejo: «La gastronomía hoy es fuente de grandes contradicciones, para la gente el precio del cubierto es impagable y a los empresarios no nos permite ni cubrir costos. A nuestros empleados los sueldos no les alcanzan para llegar a fin de mes, y nosotros no podemos ni pagarlos. Es inviable seguir así».
«En 2016 cerraron 600 locales y muchos no salen del negocio porque no pueden pagar las indemnizaciones del personal, que suele acumular en el rubro varios años de actividad. Si a este panorama nefasto le sumamos los formatos de competencia desleal, el combo es fatal», sentenció en declaraciones a Clarín.
Sobre lo que viene, la empresaria tampoco es optimista: «Esto no es el mercado ni sus fluctuaciones, esto es la crisis. Recuerdo solamente el verano del 2002 como uno tan malo como éste».
Fuente: iProfesional