«El que desarma la administración del comercio se suicida»
Entrevista de Tiempo Argentino a Juan Carlos Sacco, vicepresidente de la UIA. Defendió la política industrial y reconoció que por el actual estado de competitividad de la industria local, debe continuar la política de regulación del comercio exterior. «No hay nadie en los últimos 30 años de democracia que haya industrializado al país como este gobierno», puntualizó el empresario.
Como el país, la Unión Industrial Argentina (UIA) enfrenta tiempos de cambio y renovación de autoridades. Juan Carlos Sacco, actual vicepresidente y futuro secretario de la entidad y presidente de la Federación Gráfica, dialogó con Tiempo Argentino sobre el futuro de la industria y su relación con el gobierno. Defendió la política industrial y sostuvo que «el que desarma la administración cambiaria se suicida.» Por otro lado, opinó que «hay un fino equilibrio» entre las pymes y las grandes corporaciones en la nueva conformación de la UIA.
-¿Qué conclusiones obtiene de la decisión de la UIA de encolumnarse detrás de Adrián Kauffman Brea (Arcor)?
–En principio, no tenía por qué no ser Kauffman porque todo indicaba que era de lo que se venía hablando. Para tener el reaseguro de alguien que conoce el área, me eligieron a mí. Espero poder estar a la altura de las circunstancias. Con esta sería la cuarta vez que me eligen secretario.
–Como Kauffman viene de Arcor, es representante de una gran corporación. ¿Qué implicaciones puede tener en la UIA?
–Siempre que uno es el CEO o un director de institucionales como es Adrián de una empresa tan grande y multinacional corre ciertos riesgos. Dos años son mucho, y hay que hacer declaraciones. Por ahí son declaraciones que, por el perfil del presidente no las siente. Y si no las dice, va a empezar a involucrar a la empresa y ahí es normalmente donde creo que puede llegar a acontecer algo.
«La UIA tiene que tender permanentemente puentes de diálogo con los gobiernos. El diálogo es constructivo, lleva a buenos términos».
-¿Kauffman era el candidato de Techint y Luis Betnaza?
-A Kauffman lo elige Industriales, no nosotros (por la lista Celeste y Blanca), que lo convalidamos. Pero no tengo dudas de que Betnaza ha tenido un papel preponderante en la elección de Kauffman primero porque son amigos y segundo porque se respetan mucho ambos grupos.
–Este gobierno ha tenido ciertos conflictos con grandes corporaciones. ¿Kauffman puede significar más rispideces?
–No tiene por qué haberlas. El nuevo presidente por más que sea de una gran corporación, a partir de que es el presidente de la UIA representa a todas las industrias del país. Ya no es él el que decide lo que hay que hacer, lo decidimos entre todos.
–Usted representa al sector pyme. ¿Cree que su elección como secretario representa un equilibrio con Kauffman?
-Conozco la agenda de las pymes porque vengo de un sector como el gráfico que tiene muchas, pero no tengo ninguna duda de que el próximo presidente y yo vamos a tener que tener un muy fino equilibrio para mantener la coherencia y que la UIA no sea sólo defensora de las grandes corporaciones sino del conjunto y sobre todo de las pymes.
-Luis Pagani, presidente de Arcor, también fue presidente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). ¿Teme que la UIA termine cooptada por AEA y las grandes empresas?
-No, para nada. No hay lugar para AEA dentro de la Unión Industrial Argentina. Más allá de que, si uno mira la realidad, AEA es un lugar de amigos, un club de amigos fundado hace unos cuantos años, donde están los mismos titulares que en la UIA desde que esta se fundó. Nunca, bajo ningún punto de vista, ni intentaron apropiarse de la UIA ni podrían.
-¿Por qué no podrían?
-Porque hay una diferencia entre un club de amigos importante como es AEA y la UIA, que es una entidad que es la única que tiene la chapa, por decirlo así, de tener bajo su mando todos los gremios industriales habidos y por haber.
–¿Cómo ve la relación entre la UIA y el próximo gobierno?
-La UIA tiene que tender permanentemente puentes de diálogo con los gobiernos. El diálogo es constructivo, lleva a buenos términos. Hay que acompañar lo que se hace bien y reclamar con vehemencia, fuerza y seguridad lo que esté mal, en beneficio del país.
–Pero Héctor Méndez hasta comparó el gobierno con la dictadura militar…
-Si lo que está bien lo aplaudimos y lo que está mal lo discutimos con vehemencia, es muy probable que haya chisporroteos normales. Ahora, va en la habilidad de cada uno cómo hace los reclamos. Hay estilos y estilos. Yo termino mi tercer período consecutivo con perfectas relaciones con el actual gobierno, más allá de que cuando le tuve que decir algo, se lo dije.
-¿Qué análisis hace de la la actividad industrial hoy?
-Desde hace cuatro años la economía entró en un pequeño letargo. Yo vaticiné que este año pese a todo, simplemente por las expectativas eleccionarias iba a haber un crecimiento de no más de 0,5% ó 1% hacia fin de año. No al comienzo, pero sí al final. Lo lógico, en términos futboleros, es que siempre que un club cambia de técnico, por el cambio de expectativas, hay un romance entre la gente y el técnico de los primeros 100 días. Eso va a pasar sea quien sea, va a tener los primeros 100 días de confianza. Después, si viene alguien que todo lo que se hizo se cambia, y volvemos a la década del ’90, donde nada era propicio para la industria, podrá estar muy bonito, crecerán los servicios, pero no el lado industrial, que es el que es la base del país. Con la industria en 100 metros cuadrados usted pone 20 trabajadores, y en 10 mil hectáreas de campo usted pone 2 o 3 empleados.
-¿Cuáles son los desafíos de la industria en los próximos años?
–Hay que atacar todos los flagelos como la inflación, volver a generar confianza para que haya inversión, recuperar los superávits gemelos, como en la época de Néstor, que le daba a uno la tranquilidad de que la economía estaba sana, volver a recuperar divisas propias y no por swaps, aumentar las exportaciones, recuperar el mercado perdido, y eliminar ciertas trabas que lejos de haber ayudado, perjudicaron las divisas del país.
-¿Con trabas se refiere a la administración del comercio?
-No, el comercio debe seguir siendo administrado. La Argentina todavía por una cuestión de competitividad sistémica no está preparada para estar abierta a los mercados. El que venga y haga eso es un suicida. No estamos en condiciones de competir abiertamente con economías como la china, que tiene dumping social y que devalúan para exportar, más allá de que están llenos de divisas por todos lados, y no solo exportan productos, sino también gente.
-Usted dijo que había que hacer un ajuste o ajustes en la economía ¿De qué ajustes hablaba?
-Lo que yo dije es que gane quien gane, el próximo gobierno se va a ver inclinado a hacer ajustes. Lo vimos ahora en la campaña. Uno propone devaluación, otro propone no devaluación, uno gradualmente, otro no. Algunos dicen que hay que continuar con lo que está bien hecho y modificar lo que no está bien. Si eso no es un ajuste, que me digan cómo se llama.
-Desde el lado de la industria, ¿Hay falta de competitividad? ¿Hay que devaluar?
-Cuando hablo de la falta de competitividad sistémica, estamos hablando de un conjunto de cosas. Dentro de ese conjunto está el dólar, pero es una variable. No es la única. Si no, miremos el ejemplo más pragmático: este gobierno acaba de devaluar un 50% y se lo comió en dos meses o tres meses. Porque si una devaluación no se hace acompañada de otro tipo de medidas generales, llámese una revisión de la parte tributaria, o sacarle el impuesto a las ganancias a los trabajadores, si no se habla de sacar el cepo cambiario, lamentablemente, se pierde la confianza, no vienen las inversiones, y la devaluación viene simplemente para perjudicar el salario del trabajador.
-¿Hay margen de maniobra para eliminar las restricciones cambiarias?
-Soy de los que creen que cuando algo se prohíbe más, más se fomenta la demanda. Se prohíbe mucho el dólar, y la gente va al dólar, por desconfianza. Néstor Kirchner agarró el país con U$S 7000 millones de reservas, y tenía que salir a intervenir para que el dólar no se apreciara más. No pasó hace 30 años, sino en esta última década. Tengo mucha confianza de que el cepo se puede levantar rápidamente si hay credibilidad. No le digo de hoy para mañana, pero gradualmente en un corto plazo.
-Haciendo un repaso de los últimos doce años, ¿qué destacaría y qué reclamaría?
-No hay nadie en los últimos 30 años de democracia que haya industrializado el país como este gobierno. Con sus aciertos y sus desaciertos. El privilegio de cuidar la industria contra viento y marea, permitió que la Argentina haya llegado a donde llegó, en su momento con pleno empleo. Hay un desgaste de un gobierno que hace que haya caída del empleo en algunos lugares, pero nada de una magnitud que no se pueda revertir rápidamente si el gobierno que viene tiene las mismas políticas industriales con las correcciones que haya que hacer.
-¿Y las críticas?
-Son los desaciertos que puede haber tenido en el último tiempo. Ya los conocemos. Pasa porque perdimos los superávits gemelos porque se paraban exportaciones de la cuota Hilton, un montón de cosas que son propias del desgaste. Pero repito, chapeau respecto de la política industrial.
-¿Cree que hay que acordar con los buitres?
-Totalmente, pero no hay que apartarse de lo que se hizo en la primera fase, la de los canjes. Si yo arreglé en una convocatoria por $ 10, no puede ser que después venga alguien que se avivó a robar y estafar a los que ya les pagaron. Si usted me dice que porque pasó el tiempo hay que darle algún interés, sí, pero dentro de la lógica del acuerdo del gobierno, cuando entraron casi todos.
-¿A qué aspiran cuando piensan en un candidato presidencial?
-Queremos un candidato que tenga muy buen diálogo con todos los sectores, y que tenga conciencia de que primero están los trabajadores, pero no hay trabajadores sin empresarios, y que el capitalismo es para ganar dinero y no para hacer filantropía.
Fuente: Tiempo Argentino