La caída en las industrias textil y del calzado ya afecta a casi 6.000 matanceros
Según datos oficiales, esa cantidad de trabajadores fue despedido, suspendido o aceptó retiros voluntarios por la merma de la actividad a raíz de la baja en el consumo y el aumento de las importaciones.
Este año, el combo de caída en las ventas minoristas ante la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores y la apertura de las importaciones tuvo un fuerte impacto en dos industrias preponderantes para La Matanza: las de calzado y textil.
Así lo confirman los datos que la Secretaría de Producción local reveló a El1 Digital: entre enero y octubre, las ventas en esos rubros retrocedieron entre 30 y 35 por ciento interanual, mientras que la producción tuvo una retracción que osciló entre el 40 y el 45 por ciento en comparación con el año pasado. En el mismo lapso, la importación de productos terminados tuvo un avance de entre 34 y 40 por ciento en ambos sectores. Y el empleo no escapó a las consecuencias: en los primeros diez meses del año, estas industrias dejaron a 5.900 matanceros en situación de vulnerabilidad laboral, sobre un total de 80.000 habitantes del Distrito que ya han sido desplazados en el sector formal e informal.
En ese sentido, la titular de esa cartera, Débora Giorgi, analizó: “Ambos factores, el achicamiento del mercado interno y la suba de las importaciones, produjeron una caída en la producción y un resentimiento de la rentabilidad de las empresas, lo que, a su vez, llevó al cierre de algunas fábricas y generó suspensiones, despidos y retiros voluntarios”. “Además, la cadena de pagos está resentida: tenemos productores de calzado que, recién en octubre, comenzaron a cobrar la temporada de invierno que había empezado en marzo”, agregó.
La capital del calzado, en alerta
El año pasado, la industria nacional del calzado había alcanzado un récord histórico, con 125 millones de pares producidos, lo que implica que las fábricas matanceras habían aportado 75 millones de pares a ese total, dado que el Distrito concentra el 60 por ciento de la producción nacional. Pero 2016 muestra un panorama distinto. “Estamos en una situación muy complicada. La venta en los comercios cayó demasiado y en cuanto a las importaciones, si bien vemos voluntad del Gobierno nacional para que no se pase el tope de 24 millones de pares, con eso no alcanza. Hay muchas fábricas paradas”, explicó Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado.
El referente del sector y también empresario matancero graficó cómo la situación afectó a su propia PyME: “Después de tantísimos años, estoy con los empleados en sus casas, pagándoles, pero en sus casas, porque no tengo ventas ni pedidos, entonces tengo stock de sobra”. “Después del Día de la Madre, nadie vendió un zapato y, además, tenemos una fortuna circulando porque los clientes no pagan”, sumó.
Por su parte, Ernesto Peralta, el secretario general del gremio que nuclea a los trabajadores del sector en La Matanza, aseguró que “los puestos de trabajo se van perdiendo día a día”. “No son masivos los despidos, pero van sumando de a poco, y las suspensiones y el recorte de horas extras crecen aun más. Y aunque los productores están bajando los precios, si la gente sigue sin plata en el bolsillo, la situación no va a cambiar”, observó.
En la misma sintonía, Giorgi graficó que “el achicamiento del mercado interno se traduce en una caída del consumo per cápita que, el año pasado, estaba en 4,5 pares por habitante y, hoy, ronda los tres pares”.
Impacto en el sector textil
Si bien de acuerdo a la Secretaría de Producción matancera la incidencia de la industria textil local es de menor envergadura que la del calzado y representa el 15 por ciento del total nacional, es un sector que emplea una importante cantidad de mano de obra.
Marcelo Fernández, empresario textil matancero y presidente de la Confederación Empresaria de la República Argentina, explicó: “Tuvimos una baja de pedidos de entre 20 y 25 por ciento medida en cantidades, sumada al aumento de importaciones y a la suba de tarifas, que también nos perjudicó mucho. Si no se reactiva la demanda, el panorama es oscuro”. “En mi caso, soy un fuerte proveedor de la industria escolar en lo que respecta a cierres para cartucheras y mochilas y, a esta altura del año, todavía no recibí pedidos para el año que viene, cuando siempre fue el mes fuerte de demanda”, ilustró al respecto.
“Las empresas locales viven del consumo interno y si no tienen ventas minoristas, se caen. Muchos productores, sobre todo, los que fabrican trapos de piso, franelas, rejillas y repasadores tenían muchos pedidos de los hipermercados del Distrito pero hace meses que no reciben un llamado. Entonces van despidiendo de a poco, o suspendiendo, y eso resiente el consumo”, sintetizó Mario Ortiz, secretario general del gremio textil local.
Fuente: El1 digital