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Ramos Mejía

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Población: 98.547hab

Su historia

La Chacra de los Tapiales, propiedad de la familia Ramos Mejía [o Mexía], se extendía desde el Río Matanza hasta «el talar próximo al palomar de Caseros» en el sitio en donde se yergue hoy la ciudad homónima. Tras la muerte de Francisco Hermógenes Ramos Mejía acaecida en 1828, la propiedad fue heredada por esposa, María Antonia Segurola, que, enterada del paso del Ferrocarril del Oeste por su propiedad, donó, el 28 de agosto de 1858, dos cuadras de terrenos para el establecimiento de una estación que primero se llamó San Martín, luego Lavalle y, finalmente, Ramos Mejía. La viuda murió en 1860 y la Chacra se dividió entre sus cuatro hijos en partes de valores iguales. La superficie cercana a la estación le fue adjudicada a Ezequiel y a Matías Ramos Mejía.

A partir de una donación de cuatro manzanas -dos al norte y dos al sur de la estación- efectuada por sus herederos de utilidad pública y cuya mensura se realizara el 18 de febrero de 1861, se comenzó el trazado del pueblo, tomando como centro la estación y, como eje, los tres caminos existentes en el lado sur: las actuales Avenida de Mayo, Avenida Rivadavia y San Martín.

A fines del siglo XIX comenzaron a construirse las primeras quintas. Al reparo de altos eucaliptos y de otros árboles frondosos se veían cómodas casas y recreos. Hacia el sudeste se hallaba la finca La Cabaña y, alrededor del pequeño centro urbano, se encontraban, entre otras, las residencias de algunos miembros del patriciado autóctono. Otras quintas de menores dimensiones se entremezclaban con muchas casas amplias con arboledas y frutales.

Con el correr del tiempo, a fines del siglo XIX y durante el siglo XX, el pueblo siguió creciendo con mucha inmigración de origen europeo. Se transformó en un centro de desarrollo económico, sobre todo por su cercanía a la Capital Federal y su fácil acceso a través del ferrocarril. A partir de la década de 20 se incrementaron los loteos y el tejido urbano se extendió.

La incipiente industrialización de los años 30 encuentra un gran impulso en la década del 40. De modo que Ramos Mejía se transformó en un polo de desarrollo industrial, particularmente de la industria textil. Se instalaron, entre otras, la Hilandería Danubio, San Marco, Bossi, lo que la convirtió en una plaza atractiva para nuevas corrientes de población provenientes del interior del país.

Ramos Mejía cuenta con una superficie de 9,81 km2 y una población de 97.076 habitantes. Sus límites son: al norte, las calles Alem y Parera, la Avenida Gaona, Azopardo, Monteagudo y O’Connors, al noreste, las avenidas República, Díaz Vélez y Gral. Paz, al sur, la Av. Mosconi y, al sudoeste, las vías del Ferrocarril Ramal Haedo – La Plata, Av. Don Bosco y Fray Cayetano Rodríguez.

El 17 de septiembre de 1964 fue declarada Ciudad de Ramos Mejía. En su edición del 4 de octubre de aquel año, el matutino La Prensa le dedicaba una sección: «La Localidad de Ramos Mejía fue declarada Ciudad. Esta vieja población suburbana se destaca por su actividad comercial y sus fábricas». Así Ramos -como se la conoce familiarmente- se consolidaba. A pesar de las vicisitudes de nuestro país, sigue siendo aquella tierra de progreso, de impulso y de atractivo.

Lugares de interés

Ramos Mejía se ubica a sólo 14 km del centro de la Capital Argentina, y posee un rápido acceso a través de autopistas. Cuenta con importantes edificios históricos, bellas iglesias, colegios de imponentes edificios, atractivos sectores residenciales, una intensa vida nocturna, centros culturales y un centro comercial de variedad de ofertas, productos y servicios, junto a su área central donde se conjugan viejas casas junto a imponentes edificios de oficinas y viviendas.

Estación Ramos Mejía.
  • La Estación de Tren: es el patrimonio de la Ciudad, y la casona de la estación tiene un valor simbólico muy importante, porque es el eje de la historia de una ciudad.

El edificio data de 1906 y fue construido por el arquitecto neerlandés John Doyer (1862-1936), quien también construyó el edificio de la Estación Once. El edificio puede encuadrarse dentro del estilo victoriano tardío.

La conservación y preservación de patrimonios históricos es muy importante en una sociedad que olvida fácilmente. Por eso, la labor del Museo y Archivo Histórico de La Matanza, es una tarea a destacar. Uno de los objetivos más recientes que tiene la institución es la restauración de la casona ubicada en la Estación Ramos Mejía, que tienen más de un siglo de vida y que está muy deteriorada. La idea es que ese lugar sea transformado en un museo. Es por eso que en el 2000, T.B.A. le otorgó al municipio en comodato, ese edificio con el fin de instalar un espacio que sirva para recordar los inicios de la localidad.

  • La Casa de La Cultura: ubicada sobre la calle Belgrano, a metros de la Av. De Mayo, justo enfrente de la tienda de discos Musimundo. La Casa de la Cultura es el principal centro de actividades culturales de la ciudad. Albergado en un bellísimo edificio de estilo español, está institución que depende del municipio, ofrece una amplia variedad de servicios que incluyen cursos diversos, presentaciones de libros, exposiciones recitales. Dentro del mismo edificio se aloja el TeatroLeopoldo Marechal, uno de los más importantes del área metropolitana. En este teatro se producen todo tipo de manifestaciones artísticas y se presentan semanalmente espectáculos teatrales de gran jerarquía que están simultáneamente en cartel en la ciudad de Buenos Aires.

Preste atención a la bellísima fachada del edificio que incluye una pequeña torre y un mirador. También son dignos de admirar las rejas artísticas de balcones y ventanas y los bellísimos portones de madera.

  • Otro polo de irradiación de cultura en la ciudad es la «Asociación Gioventù Italiana Corrado Álvaro», sita en la calle Bolívar 47, entidad que brinda cursos de idioma italiano, inglés, portugués, francés y japonés, junto con otras disciplinas tales como teatro, gastronomía, tallado en frutas y verduras, computación, canto, origami y otras. La Asociación cuenta además con un coro de gran jerarquía que ha participado en eventos nacionales e internacionales. Esta asociación es también la promotora y curadora del Primer Museo de la Inmigración Italiana en la Argentina, cuya muestra itinerante ha recorrido con gran suceso diversos puntos de la Argentina.
  • Otro punto de interés es el Colegio Vilfrid Barón de la Obra de Don Bosco, ubicado en el corazón de la ciudad de Ramos Mejía. El predio fue adquirido por laCongregación Salesiana en 1917 en lo que hoy es la Avenida de Mayo al 1900. La piedra fundamental fue colocada en 1925 en un acto presidido por el obispo de La Plata Francisco Alberti —en aquellos años Ramos Mejía pertenecía a la Arquidiócesis de La Plata.

El presbítero Esteban E. Paglière fue el propulsor de la obra quien contó con el apoyo financiero de la señora Catalina Biza de Barón. Doña Catalina Biza era una acaudalada tucumana viuda del millonario inmigrante francés Wilfrid Barón, nombre con el que fue bautizada la obra. Cabe destacar que el pueblo pampeano deColonia Barón también le debe su nombre y que el hijo de ambos fue el famoso escritor maldito y dandi Raúl Barón Biza.

En 1930 se inauguró la primera sección del establecimiento, bajo el nombre de Colegio Wilfrid Barón de los Santos Ángeles, que iba a conformar un instituto vocacional modelo, para niños de 8 a 12 años, cuyo proyecto contemplaba la creación de un albergue para niños, una escuela de agricultura y una escuela taller para el perfeccionamiento de la enseñanza de las artes profesionales.

A principios de 1933 se habilitó un nuevo sector, donde se instaló el Instituto Salesiano Teológico Don Bosco, y en 1934 se terminaron otros pabellones y el templo anexo, consagrado a María Auxiliadora, que sería elevado a la categoría de parroquia en 1957.

En la década de 1950 la institución vendió parte de los terrenos que ocupaba y quedó separada en dos fracciones; la que da a la Avenida de Mayo esquina Humboldt, con el colegio y el templo, y la que tiene acceso en Humboldt 270, esquina Bolívar, donde se encuentran las instalaciones deportivas a disposición de alumnos y ex-alumnos, las que contaban en su origen con un amplio espejo de agua para la práctica del remo. Este complejo se convirtió, en 1962, en el Ateneo Don Bosco, donde se continúa hasta hoy con las más variadas prácticas del deporte.

En el año 1963 se inaugura el nivel de enseñanza media con la creación del Instituto Secundario Don Bosco.

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Fuente: La Matanza y Wikipedia